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El síndrome del impostor es un trastorno que ataca a hombres y a mujeres por igual. Es esa voz interna que te deja en parálisis y afecta tu capacidad para crecer y alcanzar tus objetivos.

¿Sientes que no eres capaz de realizar algo?

¿Sientes que tienes que alcanzar la perfección en todo?

¿Sientes que todo lo bueno que has hecho es producto del azar y no de tu trabajo duro?

¿Sientes que nunca llegarás a ser como tal o cual persona?

Pues sí, te entiendo porque a veces me siento igual.

La buena noticia es que sentirte así es producto de tu imaginación; la mala, es que sufres del síndrome del impostor.

¿Es grave? Más que grave es común (y acá te doy la bienvenida al 70% de personas que lo sufrimos).

Pero… ¿qué es un impostor?

Primero lo primero. La Real Academia Española nos da una pista con el significado de esta palabra:

impostor, ra

Del lat. impostor, -ōris.

  1. adj. Que atribuye falsamente a alguien algo. U. m. c. s.
  2. adj. Que finge o engaña con apariencia de verdad. U. m. c. s.
  3. m. y f. Suplantador, persona que se hace pasar por quien no es.

¿Y quién escribe este artículo? ¿Mati o su impostor?

Te cuento que tengo un impostor con mucha personalidad. Pero por suerte quien escribe este artículo soy yo, Mati. Mi impostor duerme, o mejor dicho, lo puse a dormir.

Quiero comenzar contándote una historia:

A principios de diciembre de 2018 le envié un e-mail a mi mentor en el que le preguntaba lo siguiente:  

– ¿Y si mi proyecto no le gusta a nadie?

– ¿Y si nadie me lee?

– ¿Y si a nadie le interesa?

– ¿Y si…?

Terminaba el correo así: “Tengo miedo”.

La respuesta a todo este parloteo interno llegó con seis palabras:

“Mati, todo es cuestión de mindset”.

Ahí tomé conciencia de cómo funcionaba mi mente y caí en la cuenta de que no era yo el que había escrito ese e-mail, sino mi impostor.

Era el que en ese momento me susurraba al oído: “No puedes hacerlo. Quédate donde estás. Para qué salir si acá estamos cómodos. Nunca llegarás a ser como él, no tienes lo que se necesita”.  

BULLSHIT!

Mi impostor viene y va. Aparece, se queda un par de horas haciéndome compañía, inyecta veneno y se va.

Hasta hace poco le creía y me dejaba abatir por sus preguntas, pero hoy ya no me identifico con lo que tiene para decirme.

De todas formas, vencerlo es imposible, siempre va a estar ahí, cizañoso.

Pero sí se puede aprender, según convenga, a ignorarlo o a usarlo para crecer.  

Entonces, ¿qué es el “síndrome del impostor”?

Es un desorden emocional por medio del cual creemos que no nos merecemos la posición que ocupamos a nivel social, profesional o académico.

No importa cuán buenos estudiantes o traductores seamos, cuántos clientes nos llamen o cuántas veces nos feliciten por nuestros logros; no creemos que nos merezcamos ese reconocimiento.

Dudamos de nuestras propias habilidades y capacidades. El miedo muchas veces nos paraliza, no nos deja avanzar y mantenemos nuestras expectativas de resultado siempre bajas.

Pero ojo, esto no depende solo de nosotros y de nuestra loca cabecita. Generalmente, lo complementa un ambiente hostil y altamente competitivo, las críticas y opiniones de los demás, la presencia de adulación (y la falta de reconocimiento genuino) y el éxito ajeno que nos hace pensar que jamás llegaremos a ser como ellos.

Y hay más…

Algunas otras características del síndrome del impostor pueden ser:

  • Sentir temor y ansiedad de ser “descubierto” por miedo a ser un “fraude”. Esto sucede porque estamos acostumbrados a mostrarle al mundo una careta. Estaría bueno que verdaderamente nos descubran tal cual somos, con nuestras virtudes y nuestros defectos. Cada uno tiene una luz interior que muchas veces no brilla por miedo al qué dirán. ¿Te suena familiar?
  • Incapacidad de disfrutar por completo de los logros. El impostor habla y dice cosas como: “Pude haberlo hecho mucho mejor”, “Solo fue suerte”, “Es lo que tenía que pasar”.
  • Miedo a comenzar cosas nuevas por no tener las competencias necesarias. Los neurocientíficos afirman que ser principiantes en nuevas disciplinas hace que el cerebro se “ponga a trabajar” y tenga que hacer nuevas conexiones cerebrales. Esto ayuda, entre otras cosas, a evitar enfermedades como el Alzheimer.
  • La famosa “parálisis por análisis”. Dudo de mis capacidades, lo quiero perfecto, le doy mil trescientas vueltas a algo y cuando está listo, lo vuelvo a ver. Esto hace que procrastines y sientas baja motivación por no poder completar tu objetivo. Dijo Voltaire: “Lo perfecto es enemigo de lo bueno”.
  •  Compararse con los demás y menospreciarse. “¿A quién le va a interesar lo que tengo para decir?”, “¿Y si se burlan?”, “Yo no soy como Fulano que sabe un montón.” No te compares, cada uno es único y va a su propio ritmo.

El poder de decir “NO”

Tu cerebro crea conexiones mentales tan fuertes que hacen que pienses y actúes de la forma en la que ya lo acostumbraste a hacerlo.

Es decir, si piensas que tus éxitos son producto del azar y no de tu trabajo duro, cada vez que logres algo tu cerebro automáticamente te guiará a pensar: “Fue pura suerte, porque yo no soy capaz de hacerlo”.

Y el círculo vicioso se repite una y otra vez.

En el libro “En cambio”, su autor, Estanislao Bachrach, dice que tenemos 0,2 segundos para vetar un pensamiento negativo que no aporta a nuestro objetivo a largo plazo. O sea, para decirle al cerebro: “No, no pienses así, no hagas esto”.

Parece un tiempo muy corto pero es suficiente para frenar el pensamiento automático y reemplazarlo por uno más real y alineado con tus objetivos.

Cuando hayas obligado a tu cerebro a pensar de forma distinta varias veces seguidas, lograrás pensar de una forma nueva y así se habrá producido un cambio dentro tuyo.

¿Cómo puedes superar el síndrome del impostor? 

A estas alturas seguro que lograste identificar si hay un impostor habitando en ti.

Es por eso que te quiero compartir algunas estrategias que puedes poner en práctica para modificar tu mindset. A mí me sirven para lograr ignorar a mi impostor cada vez que se despierta y quiere hacer de las suyas.

1- Apóyate en alguien

Busca un mentor, un coach, un buen amigo o colega que logre ver las cosas que pasan por tu mente con objetividad.

2- Ábrete a los demás

Comparte tus pensamientos con una comunidad que te entienda y que colabore contigo. No te sentirás solo si conectas con gente que te valore tal como eres.

3-  Cuídate y protégete

No todo lo que brilla es oro y a veces es bueno desconectarse un poco de Instagram, Facebook o LinkedIn. Estar tan pendiente de lo que se muestra en las redes, puede socavar tu propia autoestima.

4- Si te vas a comparar, que sea contigo

Piensa en cómo has crecido entre un punto en tu pasado y hoy. ¿Has conseguido avances? Seguramente no todo fue perfecto, pero lo has logrado por mérito propio. Has aprendido algo y la próxima vez lo harás mejor.

5- Aprovecha el no ser un experto

A veces, las personas que más saben sobre un tema son las que menos cerca de la solución están. Tu visión genuina, ingenua, sincera y curiosa puede aportar muchísimo valor y generar un cambio.

6- Deja de pensar solo en ti

El universo no gira alrededor tuyo. Focalízate en el otro, aporta valor a alguien más y ayúdalo desde tu lugar. ¡Vas a ver qué bien que se siente!

7- Crea tu bóveda de elogios

Está bien que te digan cosas buenas. El reconocimiento de los demás (y el propio) es esencial.

Guarda esas recomendaciones de clientes o de compañeros, agradecimientos y todo aquello que te haya hecho sentir bien, para volver a ellos cuando el impostor te ataque.

8- Escucha a tu impostor

Es venenoso, sí, pero debes usarlo para conocerte internamente. Siempre digo que una persona y un profesional completo es el que “sabe lo que sabe y sabe lo que no sabe”.

Decir “no sé” es muy duro para tu ego, pero hablará muy bien de ti. Demostrarás que eres una persona que sabe cuáles son sus limitaciones y que está siempre dispuesta a aprender.

Conclusión

Tu impostor puede ser muy dañino para ti y para los objetivos personales y profesionales que te plantees.

De hecho, puede persuadirte para que te quedes en tu zona de confort y nunca salgas a buscar nada nuevo.

El impostor va a acompañarte siempre, por eso es importante identificarlo y frenarlo a tiempo.

Así que si ahora estás pensando que:

  • no tienes experiencia para …
  • eres muy joven (o muy viejo) para …
  • no tienes nada útil para decir….
  • no tienes la capacidad o la habilidad para…
  • jamás vas a ser como…
  • no puedes hacer tal cosa…

Tienes que saberlo, no eres tú, ¡es tu impostor!

Recuerda: Nunca nadie se arrepiente de ser valiente.

 

NOTA FINAL:

Es hora de que des el primer paso para identificar a tu impostor. Abre un Word nuevo o toma papel y lápiz y escribe:

qué es lo que te estás diciendo a ti misma/o y que hoy te está frenando para alcanzar tus objetivos

enumera aquellos casos en los que pensaste que no podías hacer algo y resultó que lo hiciste bien

Te animo a compartir tus resultados en los comentarios. Siempre hay alguien más que puede nutrirse con tu aporte o que incluso puede ayudarte a superar a tu impostor.


Sobre el autor de esta publicación

Foto de Mati Ortiz, de Letras Nómadas

Hola, soy Mati Ortiz. Mi propósito es ayudar a traductores a mejorar su calidad laboral. ¿Por qué? Porque sé que los traductores nos merecemos trabajar más tranquilos, con clientes que nos valoren, mucho mejor pagos y con más tiempo libre de calidad.

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