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Los traductores somos especialistas en vivir en primera persona el síndrome del burnout (también conocido como síndrome del quemado o agotamiento crónico).
Nos estresa cuando no tenemos trabajo porque no sabemos cómo vamos a hacer para pagar las cuentas del mes, ahorrar para afrontar meses de vacas flacas o pagar las “vacaciones”.
Desesperamos.
Y para evitar desesperar, cuando llega trabajo nos recargamos y pasamos a vivir entre proyectos que se superponen, deadlines urgentes y rates bajos.
Y siempre que no nos toque un rush con entrega a las 7 am que nos tenga despiertos la mayor parte de la noche.
Volvemos a desesperar.
Y esta desesperación se convierte en nuestra realidad. Se solidifica.
Silenciosamente, día tras día, como si fuera la tortura de la gota, nos corroe y desgasta.
Acaba con nuestra energía, con el combustible que tiene nuestro cuerpo para crear, imaginar y diseñar nuestra propia vida.
Quedamos, literalmente, quemados.
¿Qué es el síndrome del burnout o del quemado?
Se trata de un trastorno emocional que fue estudiado y definido por primera vez en 1970 por el psicólogo Herbert Freudenberger.
Sucede así:
El estrés es un pico de presión mental y emocional ante una situación determinada que no podemos evitar (es parte de la vida).
Pero si este tipo de situaciones se repite una y otra vez en el ámbito laboral, el estrés se torna crónico.
A la larga, desarrollamos estrategias para soportar esas presiones. Lo hacemos una, dos, tres, 50 veces si es necesario.
Pero que estemos sometidos a urgencias permanentes, atención a detalles, concentración constante y, encima, falta de reconocimiento es el cóctel perfecto para que perdamos la capacidad de manejar estas situaciones.
Nosotros cambiamos pero lo que nos rodea no, siempre va a estar ahí. Es decir, un rush siempre va a ser un rush. Nos vamos a apurar y a estresar para cumplirlo porque si no la agencia no nos dará más trabajo.
Y si perdemos un cliente, entramos en el otro estrés de no tener trabajo, de enviar CVs para todos lados, de hacer pruebas… etc. Y el círculo vicioso se retroalimenta.
Llega un día en que nos cansamos y bajamos los brazos. Ahí es donde se asoman la apatía por el trabajo, la desmotivación, la depresión, el desgano, la pérdida de la paciencia y de la comprensión.
Y es normal que nos agotemos.
Nos quemamos. Nos quemaron.
ADVERTENCIA
Cualquier similitud con tu realidad no es pura coincidencia.
Y acá te aconsejo que NO sigas leyendo.
¿Por qué no?
Porque si identificas en ti al menos dos de los factores que describo en este post, te habrás dado cuenta de que estás en el círculo del síndrome del burnout.
Que te des cuenta ya es un paso importantísimo.
Pero automáticamente te pone en una situación de conciencia y eso requiere una acción.
Y si hay algo peor que estar en un círculo vicioso, es saber que giras en él y no cuentas con las herramientas ni tienes el valor para salir.
Así que bueno, con la advertencia hecha, continuamos.
Síntomas del síndrome del quemado
Los síntomas del burnout pueden ir fluctuando, desaparecer por un tiempo, dar lugar a otros y volver a aparecer.
En resumidas cuentas, van y vienen pero siempre están.
Los síntomas más generales son:
Agotamiento extremo
Cansancio general tanto físico como mental (antes me pasaba que en los momentos más raros me salía un suspiro seguido de un: ¡estoy cansado!).
Hay que prestarle atención a los pensamientos.
Disminución del compromiso laboral
Ante tanto estrés y desmotivación, elegimos no comprometernos con las tareas y no vemos la hora de terminar con nuestras asignaciones. Una buena pregunta para hacerse es: ¿haríamos ese trabajo si no nos pagaran por él?
Hostilidad
El burnout provoca fuertes cambios en el estado de ánimo, irascibilidad y malas contestaciones, tanto para con colegas y compañeros como con la familia y amigos.
Desmotivación y baja autoestima
Hoy nos rompimos el alma trabajando para cumplir un deadline urgente. Seguramente sacrificamos cosas y nadie nos lo reconoce. Y lo peor, mañana es igual, y pasado también.
Baja expectativa con el trabajo
Ante la imposibilidad de avanzar con las tareas nos empezamos a desilusionar. Esto provoca una valoración del futuro como negativo y una crítica o denigración al rol laboral que cumplimos. Decimos cosas como: “son los gajes del oficio”, “es lo que hay” o “es lo que me toca”.
Problemas de concentración
Es imposible mantener el mismo ritmo todos los días, porque para nosotros los días son distintos tanto fisiológica como emocionalmente. Hay días que son mejores que otros.
Pero en materia laboral siempre tenemos que “funcionar bien”. El estrés repetitivo hace que bajemos nuestro nivel de atención y aumenten las probabilidades de equivocarnos.
Ansiedad y depresión
Vemos como un peligro el no poder realizar las tareas de un determinado modo o no cumplirlas en determinado plazo. La amenaza de no poder hacerlo nos lleva a la tristeza ya que no vemos una salida.
Negación de los síntomas existentes
Solemos obviar o desestimar los síntomas y nos decimos cosas como: “ser traductor freelance es así”.
Todo esto se acumula con el tiempo hasta que tarde o temprano colapsamos, entramos en crisis y se manifiestan las enfermedades. Primero pueden aparecer problemas gastrointestinales, insomnio, dolores de cabeza y taquicardia que luego se convertirán en enfermedades más severas.
¿Hay un tratamiento para el síndrome del burnout?
No sé si un tratamiento, pero sí puedes tomar acción y poner en práctica técnicas efectivas para combatir el agotamiento laboral.
Según los expertos, esas técnicas son:
Relajarse
Practicar meditación, yoga, respiración consciente, tomar pausas activas, escuchar música (en mi caso me sirve mucho escuchar y repetir mantras).
Comenzar algún deporte
El hábito de realizar una actividad física fuera del ámbito laboral pone a nuestra cabeza a pensar en otra cosa. Pero está bueno que sea una actividad que requiera tu atención para que no estés pensando en el trabajo mientras la realizas.
Por ejemplo, cuando hago trekking mi cabeza sigue trabajando y pensando. Personalmente, esta actividad no me sirve para desconectarme.
Buscar una opinión de afuera
Puedes contarle cómo te sientes a un amigo o familiar. Pero si no quieres preocupar a nadie y prefieres tener una visión más objetiva sobre el tema, un coach o comenzar terapia puede ser una buena idea.
Divide y triunfarás
Tener un objetivo a largo plazo puede abrumarte. Te ayudará dividirlo en objetivos más pequeños que sean específicos, medibles, alcanzables y que dependan de ti.
No es lo mismo decir «voy a empezar el gimnasio», que decir «comenzaré a ir al gimnasio todos los martes y jueves de 10 a 11 am».
Eres lo que comes
Seguro alguna vez dijiste esta frase: “como alguna pavada y sigo trabajando”. La comida es lo que le da energía a tu cerebro y por eso tiene que ser lo más natural, liviana y saludable posible.
De nuevo, aquí puedes ponerte objetivos de comer una fruta diaria, por ejemplo.
Tener paciencia y conocerse a uno mismo
Entender cómo te levantaste, cómo te sientes hoy y si es un buen día para presionarte es una buena forma para bajar la ansiedad. Muchas veces las presiones vienen de nosotros mismos, de nuestro propio mindset y autoexigencias.
¿Y cómo seguimos?
Más allá de todo lo que hagamos, los factores estresantes (tanto internos como externos) estarán siempre ahí pinchando, cargosos, como diciéndote: ¡Hola! Aquí estamos. Hoy vinimos para molestarte.
Ya hemos probado todo lo que teníamos a nuestro alcance y verdaderamente estamos quemados, agotados o, como decimos en Argentina, re podridos.
La situación no va a cambiar, es decir, el factor estresante seguirá allí.
Y hay veces que ya no podemos cambiar más, o hasta quizá ya ni queremos hacerlo.
A mí me pasó en la oficina. Entendí que para crecer tenía que acostumbrarme al estrés, a tener una coraza, a dejar de ser quién era realmente para convertirme en una persona que no quería ser. Todo para ser “profesional”, para tener un ingreso seguro y conseguir un ascenso. Decidí que no quería cambiar.
Si llegamos a este punto, entonces la única salida es eliminar el factor estresante.
Cambiar de trabajo.
Pero esta tampoco es la solución.
Porque si estamos traduciendo es porque nos apasiona, porque estudiamos mucho para poder hacerlo, porque es nuestra profesión y queremos trabajar de ella.
«Entonces Mati… si ya no puedo cambiar más para soportar al medio, y el medio no va a cambiar, ¿no hay salida?»
Siempre hay salida.
La verdadera forma para superar el síndrome del burnout
La salida viene de la mano de cambiar el mindset.
Debemos empezar a pensar fuera de la caja. Adquirir herramientas para que, dentro del ámbito de la traducción, podamos movernos con libertad y sin depender de clientes tóxicos.
Tenemos una gran ventaja: hacemos lo que nos gusta. Y sentir pasión por algo, es todo.
Ahora tenemos que desarrollar nuestras propias estrategias para luchar contra el burnout de una forma activa.
Porque a fin de cuentas…
No se trata de cambiar una agencia por otra, sino de sentir que trabajamos con un propósito mayor a nosotros mismos y para clientes que lo comparten.
No se trata de trabajar menos, sino de trabajar de forma inteligente para generar procesos que nos den más libertad y equilibrio.
No se trata de esperar que la solución caiga del cielo, sino de diseñar y construir con trabajo y pasión la vida que queremos.
Hace un año atrás yo mismo estaba atrapado en un trabajo que no me gustaba, enojado conmigo y con la vida. Estaba quemado.
Hoy estoy acá, escribiendo para motivarte y ayudarte.
Y si yo pude… tú también puedes.
BONUS
Vi este video después de escribir el artículo y quiero compartirlo contigo para que veas cómo funciona el estrés desde el punto de vista de la medicina y cuál es la mejor técnica para combatirlo.
Sobre el autor de esta publicación
Hola, soy Mati Ortiz. Mi propósito es ayudar a traductores a mejorar su calidad laboral. ¿Por qué? Porque sé que los traductores nos merecemos trabajar más tranquilos, con clientes que nos valoren, mucho mejor pagos y con más tiempo libre de calidad.
Si quieres saber cómo puedes lograrlo, descarga la guía gratuita con los “7 consejos + 1 para solucionar los problemas de lo traductores freelance”.
También puedes pasar directo a la acción con mi servicio de mentoría 1 a 1 en donde pondremos todos estos conceptos en práctica.
Yo también estaba cansado y puse mi vida y mi profesión en acción. Aquí puedes saber cómo lo hice.
¡Excelente artículo, Matías! A todos nos pasa, o nos ha pasado en algún momento estar en una situación de estrés. En mi caso, hace unos años decidí cambiar de trabajo y evité enfermarme. Gracias por los consejos y por el video. Voy a empezar a poner en práctica la meditación.
Saludos y buena semana!
¡Gracias por tu comentario Alina! Qué bueno que hayas logrado identificar el factor estresante externo y que hayas tomado acción para modificarlo. ¡Y buenísimo que quieras adoptar la práctica de la meditación! Empecé a meditar hacer algunos años, y mi vida diaria cambió muchísimo 🙂