¡Hola! Mati Ortiz en el teclado.

Quiero presentarte a la traductora María José Bianchi, quien comparte sus mejores trucos y consejos sobre productividad para que los traductores dejemos de distraernos y comencemos a optimizar nuestro tiempo.

¡Prepárate una taza de café o un jugo de naranja y disfruta de la lectura!


Uno de los mayores retos que enfrentamos los traductores freelance sin oficina propia es mantenernos productivos.

Todos somos distintos; cada uno de nosotros tiene a su alrededor diferentes obstáculos de diferentes tipos que debemos superar si queremos aprovechar nuestro tiempo al máximo y completar nuestros proyectos.

Algunas personas se distraen fácilmente. Tienen a su alrededor un sinfín de cosas que pueden hacer que pierdan la concentración:

  • otras personas que están en casa,
  • las tareas del hogar,
  • Instagram,
  • el vecino,
  • una llamada,
  • un correo que llega y que pensamos que tenemos que leer y responder ya mismo,
  • Whatsapp…

Otros sienten que tienen todo el tiempo del mundo y que, como no hay “hora de salida”, pueden trabajar a la hora que sea. Sienten que no tienen que “rendir cuentas a nadie” y que por eso pueden actuar de forma desordenada. Al final, se ponen a sí mismos en aprietos.

Otros, cuando los vemos muy de cerca, tienen miedo a enfrentar el trabajo que deben hacer. Puede ser porque se sienten incapaces de hacerlo bien, porque sienten que no saben cómo abordarlo, porque es un proyecto grande y les aterra comenzar. Se ven envueltos en una serie de tareas que creen que son “urgentes”, pero que en realidad no lo son. 

Hay muchos consejos para aprender a ser más productivos y estoy segura de que varios de esos nos sirven a todos, pero lo cierto es que antes de desgastarnos aplicando cada consejo que encontremos en Internet, tenemos que hacer un diagnóstico claro de nuestra situación personal.

¿Qué puedes hacer para maximizar tu tiempo?

Cada vez que alguien me pregunta cómo sacar el máximo provecho a su tiempo le propongo un ejercicio muy útil.

Primero, toma una hoja de papel  y escribe en la parte de arriba la palabra DISTRACCIONES

Durante 5 días seguidos, mantén esta hoja junto a ti cuando estés trabajando. Cada vez que algo te haga perder la concentración y dejar de trabajar, anótalo en tu hoja. Además, anota la hora en la que pasó.

No ignores absolutamente nada. Algunas distracciones, como Facebook, son bastante obvias (y seguramente ya sabes que ahí es donde está tu problema), pero otras, como pensar demasiado en temas que no se relacionan con el trabajo, por ejemplo, pueden ser la causa fundamental, e invisible, de tu falta de productividad.

Es muy probable que estas “distracciones” no sean necesariamente cosas que percibimos como “malas”. Hay cosas muy buenas y muy necesarias que pueden hacernos perder el ritmo. El ejercicio no consiste en juzgar, sino en identificar la raíz del problema para así poder encontrar una solución.

Algunas distracciones que podrían aparecer en tu hoja de registro son:

  • Cocinar.
  • Me dio sueño y me fui a dormir.
  • Revisé Instagram o Facebook durante X minutos.
  • Me fui a tomar agua y tardé más de la cuenta.
  • Me puse a pensar en mil cosas que no tienen nada que ver con lo que estoy haciendo ahora.

Recuerda que este es un ejercicio que haces contigo mismo y que no hay manera de hacer trampa. Si te distraes y decides no anotarlo, al final el ejercicio no va a funcionar y eso va a perjudicar a una sola persona en el mundo: a ti. Así que es vital que seas completamente sincero. Solo así podrás descubrir dónde está el problema.

Una vez que hayan pasado esos 5 días y hayas recopilado toda esta información, tendrás que analizar los resultados. Fíjate especialmente en lo que se repite con más frecuencia. Esa seguramente es tu principal fuente de distracción.

Luego pregúntate cómo puedes evitar caer en ella y esfuérzate en erradicarla un día tras otro. Mi consejo: ataca las distracciones de raíz, una a una.

Si, al terminar el ejercicio, sientes que no logras concentrarte por otras razones como agotamiento extremo, desmotivación o baja autoestima, es posible que estés sufriendo del conocido síndrome del burnout. En este post Mati nos cuenta más sobre qué es y cómo combatirlo.

Algunos trucos para después del ejercicio

Algunos trucos que pueden ayudarte después de haber completado el ejercicio:

  • Hazte cargo de los deberes antes de que crezcan a niveles exagerados. Por ejemplo: es mejor mantener el orden en tu escritorio día tras día que tomarte un día entero al mes para organizar todo el desastre. No esperes a que las labores del hogar que necesitan tu atención lleguen a límites incontrolables.
  • Sé un buen jefe. Cuando dices que eres tu propio jefe, tienes que tomarte ese cargo muy en serio. Tienes que ser responsable contigo mismo. Un buen jefe al que le importa tanto el desempeño de su negocio como el bienestar de sus empleados, ni los hace trabajar en la madrugada ni deja todo para última hora. Esas tareas que, pase lo que pase, tienes que completar. Cuando hayas construido el hábito  puedes ir aumentando este número poco a poco.
  • Planifica. Lo mejor es planificar desde el día anterior qué es lo que tienes que hacer. Mucha gente se abruma con esta tarea, pero tranquilo, si no tienes mucha experiencia con la planificación, empieza con las 3 tareas más importantes. 
  • Piensa en los resultados de las tareas, no en las tareas en sí. No pienses en esas 500 palabras que tienes que traducir si no te emocionan, piensa en lo que te motiva a hacerlas. Piensa en cómo te vas a sentir una vez hayas terminado. Sabes que no se van a traducir solas, así que mejor te pones a trabajar.

Además de estos trucos, podemos apoyarnos en diferentes herramientas que nos ayuden a gestionar nuestras tareas y nuestro tiempo, como calendarios, por ejemplo. 

Hay muchísimas herramientas físicas y digitales disponibles para hacer que nuestra vida sea más fácil y sé que puede ser abrumador aprender a usarlas todas o usar varias al mismo tiempo. 

En mi opinión, son dos las imprescindibles:

1. Libreta o cuaderno en blanco.

Antes de empezar a trabajar o al final del día, escribe absolutamente todas las tareas que sientas que tienes pendientes.

No importa si están relacionadas con el trabajo o no, porque lo cierto es que, aunque tengamos mucho trabajo la vida sigue y hay cosas que seguramente no querrás que se te acumulen. Se puede poner todo peor si eso pasa.

Una vez que tengas escrito todo, todo, todo lo que tienes por hacer, tendrás que establecer prioridades y planificar cuándo vas a completar todo eso. 

Para ello, la siguiente herramienta es vital:

2. App para gestionar tareas pendientes.

Mi favorita es Todo ist, pero hay muchas otras como Trello (esta es la que usa Mati), Any.do, TickTick, Checklist, Wunderlist (todas disponibles para Android).

Consejos finales

Recuerda que no todos trabajamos al mismo ritmo ni vivimos bajo las mismas condiciones. 

No creo que haya una única solución para aumentar la productividad de absolutamente todas las personas, así que mi consejo siempre es que en vez de esforzarte por hacer lo que otros hacen, te dediques primero a identificar los obstáculos a los que tú te enfrentas.

Aprende a adaptarte a tu propia vida.

Lo más importante es que tengas en cuenta que ser productivo no significa pasar incontables horas frente a la computadora; no se trata de cantidad, sino de calidad. 

Aumenta tu capacidad de concentración y poco a poco alcanzarás el nivel de productividad que necesitas.


Sobre la autora de esta publicación

María José Bianchi

María José es traductora freelance de inglés y alemán a español desde hace 5 años.

Ama todo lo relacionado con productividad, hábitos, estilo de vida y actitud. Comparte métodos y consejos para vivir una vida más plena, productiva y armoniosa en Aimlief.