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Introducción
Un buen grupo de masterminds puede ser de gran ayuda para salir de bloqueos, ampliar tu visión y potenciarte como profesional de la lengua.
Y lo sé… Ya hemos hablado de la importancia de pertenecer a una comunidad emprendedora para mantener el foco, crecer y avanzar en nuestro camino como lingüistas.
Sin embargo, hoy quiero ir un paso más allá y hablarte de los grupos de masterminds y cómo hace tiempo y a lo lejos, participar en uno me ayudó a salir del bloqueo con Letras Nómadas.
Pero para eso te aliento a leer hasta el final.
Empecemos… ¿Qué es una mastermind?
El concepto de mastermind o mente maestra no es nuevo.
Ya en 1937, Napoleon Hill lo recogía en su libro Piense y hágase rico.
El autor estadounidense establece trece principios, entre los que se encuentra “el poder de la mente maestra”, por el cual el éxito solo es posible —repito: solo es posible— mediante la colaboración con otras personas.
Sencillo, ¿verdad?
Así, un grupo de mentes maestras o masterminds consiste en la reunión de personas con ideas afines que, mediante la cooperación armoniosa, dirigida e inteligente, desarrollan, impulsan y hacen crecer sus proyectos.
Bueno, pero… ¿Para esto no está la comunidad de profesionales de la lengua?
Sí, claro. Formar parte de una comunidad aporta innumerables beneficios pero, como te decía al principio de este artículo, participar en un grupo de mastermind supone dar un paso más en tu camino profesional y existen diferencias entre ambos.
Veamos algunas:
1. Grupo reducido de personas
Al contrario que una comunidad, un grupo de mastermind solo funcionará y resultará eficaz para sus miembros si cuenta con un número reducido de integrantes.
¿Por qué?
Porque el objetivo es impulsar y hacer avanzar cada uno de los proyectos de forma conjunta, lo que requiere gran dedicación de cada miembro a cada uno de esos proyectos.
2. Perfil de sus integrantes
No se trata solo de encontrar personas afines que compartan nuestros valores y visión del mundo.
Más bien tienen que ser personas con un gran compromiso, responsables, capaces de gestionar información sensible (confidencial), con mucha empatía, con capacidad no solo de recibir y aceptar ideas y otros puntos de vista, sino de aportar e implicarse de lleno en el éxito de otras personas.
Por otro lado, lo ideal es que cada cual tenga conocimientos distintos en diferentes áreas; así todos ofrecen un punto de vista genuino, que enriquece al grupo y hace que los conocimientos se complementen.
3. Equilibrio
A diferencia de la comunidad, donde precisamente una de sus virtudes es la heterogeneidad de sus integrantes desde el punto de vista de la etapa emprendedora en la que se encuentren, en un grupo de mastermind todos sus miembros deberían encontrarse en una etapa similar.
¿El motivo?
Es que las personas en etapas más avanzadas pueden aburrirse o no encontrar el apoyo que realmente necesitan y quienes recién están adentrándose al mundo emprendedor pueden abrumarse e, igualmente, no recibir el apoyo que realmente requieren para sus proyectos.
4. Reuniones periódicas
La comunidad es más abierta y sus participantes pueden preguntar o comentar cuando lo requieren o les apetece.
Una mastermind, en cambio, se caracteriza por organizar reuniones periódicas con un orden del día, generalmente preacordado en la sesión anterior.
5. Estructura bien definida
En relación con el punto anterior, un grupo de mastermind tiene una estructura bien definida, tanto de los roles de sus integrantes, como de las acciones llevadas a cabo.
Por un lado, las sesiones servirán para compartir experiencias, intercambiar ideas, conocimientos, marcar objetivos al resto de miembros y para que cada persona rinda cuenta de los objetivos y tareas propuestos por el grupo durante la reunión previa.
Por otro lado, cada integrante asume un papel o tarea. Los principales son:
El rol organizador
Es la persona encargada de organizar los encuentros, establecer el orden del día, objetivos y, en general, el funcionamiento del grupo.
El rol moderador
Durante las reuniones, quien modera se encarga de ir guiando y cumpliendo el orden del día, dar el turno de palabra, etc. Puede coincidir con la persona organizadora o ser otra distinta.
El rol “escriba”
Se encarga de tomar acta de lo hablado en las reuniones; para un correcto funcionamiento y éxito de estos grupos, es necesario que todo quede bien recogido por escrito.
El rol “motivador”
Ve todo en positivo, motiva, alienta y se encarga de ser la persona que levante al grupo. Es quien ve oportunidades y posibilidades.
El rol “abogado del diablo”
Es quien pone objeciones, ve obstáculos y plantea siempre el peor escenario. Este rol es clave para incentivar la búsqueda de nuevas soluciones y estrategias si algo no sucede como se lo esperaba.
En resumen, podríamos decir que una mastermind es una mentoría colectiva, de ahí que sea más personalizada y el nivel de implicación y de compromiso de sus miembros sea mayor que en una comunidad abierta.
Entonces, ¿qué necesitás para formar parte de un grupo de mastermind para profesionales de la lengua?
Para mí y en base a mi experiencia, lo principal e imprescindible es lo siguiente:
Compromiso y responsabilidad
Aquí no valen las medias tintas. Si decidís participar, hacelo a lo grande, poniendo toda la carne en el asador y siendo consecuente con tu decisión.
La mayoría de los grupos de mastermind que fracasan, lo hacen por la falta de compromiso de alguno de sus miembros.
Tener una mente abierta y dispuesta a desprenderse de prejuicios
Precisamente, uno de los mayores beneficios de estas reuniones es ganar una visión de las cosas a la que jamás hubieras llegado en solitario.
Una mente abierta es clave para recibir ideas o propuestas, aunque en un principio puedan resultarte raras o sin mucho sentido.
Ganas de aportar
Dar, dar y dar antes de recibir.
No me canso de repetirlo y en la comunidad de Letras Nómadas ya tienen las orejas rojas de escucharme decir esto.
Esta afirmación debería convertirse en el mantra de toda persona emprendedora.
Si pensás que un grupo de mastermind es una clase magistral en la que solo recibís información y asumís un papel pasivo, entonces vas por mal camino.
Lo único que vas a conseguir en ese caso, serán grandes dosis de frustración.
Una frase icónica que siempre digo es: “Lo que ponés, sacás”.
Es decir: aquello que aportes es lo que recibirás.
¿Cómo saber si pertenecer a un grupo de mastermind es para vos y te beneficiará?
Bueno, eso es algo que solo vos sabés.
Si sos una persona a la que le gusta trabajar en equipo, colaborar, aprender constantemente, nutrirte de distintas perspectivas y animarte siempre a dar un poquito más, entonces unirte a un grupo de mastermind es una gran idea.
Si no, no. Ja ja ja.
En mi caso, formar parte de una mastermind me sirvió para animarme:
Apenas lancé Letras Nómadas, organicé una mastermind con tres personas que estaban en la misma situación que yo a nivel emprendimiento, pero totalmente distintas en personalidad.
Tenía mucho miedo, desconfianza, hasta incluso un poquito de resentimiento; no sabía cómo hacer las cosas desde otro lugar que no fuera el meramente comercial.
Aprendí mucho de ellos, fuimos colaborando, animándonos e impulsándonos solo con el hecho de compartir lo que hacíamos, lo que nos funcionaba y lo que no.
Fueron mis primeros compis con quienes tomé impulso:
Oscar de ponaccion.com
Biel de atmaexperience.com
Noe de desaprenderaver.com
¡Hoy somos grandes amigos!
¿Cómo ayuda un grupo de mastermind a profesionales de la lengua?
Dentro de la comunidad de Letras Nómadas, algunas profesionales acordaron encontrarse de forma semanal para contarse sus proyectos, sus estrategias y potenciar su crecimiento profesional.
Es la primera vez que son parte de una sesión de masterminds.
Les pregunté cómo está siendo la experiencia y aquí sus comentarios:
“Las adversidades vienen, y si no están hoy, van a venir. ¡Es así! Muchas no las podemos evitar, pero el solo hecho de ir acompañada… de no transitar en soledad… ES UN MONTÓN. Tanto para compartir avances, la alegría es mayor, como para ir codo a codo alentándonos, como para levantarnos si estamos desanimadas. Para mí, eso es muy importante”.
“Me gusta el trato a la par de compañerismo, no competencia. Otras vivencias, otros procesos, otros ritmos”.
“Para mí, reunirnos fue una gran idea, me impulsa a seguir avanzando en mi proyecto, me siento apoyada y alentada por estas compañeritas que me tocaron en suerte (en mucha suerte, diría yo)”.
Ser parte de un grupo de masterminds es fundamental para no abandonar el proyecto cuando surgen otras actividades o cuesta dedicarle tiempo. Sentir que hay alguien caminando contigo en ese proceso es magnífico.
¡Ahora te toca a vos!
Como te presenté en este artículo, un grupo de mastermind suma las ideas, estrategias y perspectivas de dos o tres personas más a tu modo de pensar.
Sería como pensar por dos o tres, como te lo muestra este video de YouTube de la serie Gambito de Dama.
Si te decidiste, lo único que tenés que hacer es encontrar dos o tres personas más en tu misma situación, agendar un encuentro quincenal y empezar a encontrarte con ellas para compartir experiencias y plantearse objetivos.
¿Participás o participaste en algún grupo de mastermind? ¿Qué otros beneficios experimentaste?
No dudes en compartir tu experiencia en los comentarios, ¡me encantará leerla!
Sobre el autor de esta publicación
Hola, soy Mati Ortiz. Mi propósito es ayudar a profesionales de la lengua a mejorar su calidad laboral. ¿Por qué? Porque sé que nos merecemos trabajar con más tranquilidad, con clientes que nos valoren, mucho mejor pagos y con más tiempo libre de calidad.
Si querés saber cómo lograrlo, te invito a descargar la guía gratuita “7 pasos para descubrir una especialización que te guste (y que atraiga clientes)”.
O podés pasar directo a la acción con mi servicio de mentoría 1 a 1 en donde pondremos todos estos conceptos en práctica.
Yo también estaba cansado y puse mi vida y mi profesión en acción. Aquí puedes saber cómo lo hice.