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Como traductor, me daba mucho miedo pensar en vender(me). Sí, esa era la palabra, miedo. Y por qué negarlo, hasta odiaba tener que hacerlo.
Pensaba que estaba mal, que era sinónimo de prácticas deshonestas, fraudulentas e incluso, hasta llegué a pensar que venderme era ser poco sincero y poco transparente.
El camino emprendedor me sirvió para cambiar ese concepto.
Y aunque al principio me costó, finalmente me amigué con la venta. Hoy ya no me da miedo salir y contarle al mundo lo que hago y cómo lo hago. Confío en la calidad de mis servicios de traducción y copywriting y en las tarifas que cobro.
Pero sé que ahí afuera todavía hay muchos otros traductores que sienten miedo a la hora de promocionarse, mostrarse y venderse y es completamente normal, ya que nunca nadie nos enseñó a hacerlo.
Cada vez que le hablo a traductores sobre “vender nuestros servicios”, noto las mismas caras de miedo, susto y sospecha que ponía yo antes.
De hecho, solo hace unos días, una de las traduemprendedoras del método MEN-T me dijo que los traductores sentimos rechazo por la palabra “mercado”.
Y aquí me pregunto: si pensamos que vender está mal, ¿cómo hacemos para que nuestros clientes nos contraten? Porque los clientes no caen del cielo y tenemos que hacernos visibles y conectar con ellos para que entiendan cómo solucionaremos sus problemas.
Por eso quise escribir este artículo, para contarte de dónde viene el miedo a vender(nos) y las acciones puntuales que puedes implementar hoy mismo para superarlo.
¿De dónde viene el miedo a vender de los traductores?
Voy con cautela, ya que ingreso en arenas movedizas.
No hay teorías comprobadas sobre por qué los traductores nos sentimos incómodos vendiendo nuestros servicios.
Pero luego de observar y escuchar con detenimiento a muchos colegas, puedo asegurar que el miedo a vendernos viene de una fina mezcla de estos cuatro componentes:
1- Inseguridad
Creemos, sin razón y quizá de forma inconsciente, que no estamos capacitados para hacer bien nuestro trabajo, que siempre nos falta saber un poquito más. Y, por el otro lado, nos dejamos amenazar por la traducción automática o por cualquiera que sabe X idioma y que podría hacer lo mismo que nosotros.
Nos vienen cuestionamientos que nos hacen pensar por qué un cliente nos pagaría a nosotros cuando puede recurrir a soluciones más económicas.
Por esta misma razón es que, para justificar esa sensación de inseguridad y falta de confianza, siempre estamos buscando la forma de seguir capacitándonos sin poder poner en práctica lo que ya hemos aprendido.
De esta forma nuestra propia valoración baja y sentimos que no nos merecemos cobrar por nuestros servicios.
2- Vergüenza
Nos hemos quedado con la imagen del vendedor que golpea la puerta o llama por teléfono para “encajarnos” algo que no necesitamos.
Creemos que estaremos haciendo lo mismo si salimos, damos la cara y ofrecemos nuestros servicios.
No hay motivos para creer que estamos molestando a alguien. Las traducciones se necesitan desde que el tiempo es tiempo y ahí afuera hay un sinfín de personas que necesitan comunicarse en otra lengua.
Además, el mundo digital ha cambiado y con él, la forma de percibir el marketing y las ventas.
Internet y las redes sociales nos permiten ofrecer nuestros servicios a las personas que los necesitan, es decir, solo a aquellas personas que están buscando lo que tenemos para ofrecer.
3- Por miedo al rechazo
Dicho en otras palabras, a que nos digan que no nos precisan.
Evitamos contactar a un cliente, hacer una prueba de traducción o promocionarnos en redes por temor a que nos digan que no.
Estamos programados mentalmente para pensar en qué sucede si fracasamos, pero no para pensar en qué sucede si tenemos éxito, cuando este es el resultado más probable si ponemos foco, constancia y persistencia en nuestro camino.
¿Cuántos “sí” nos estaremos perdiendo por miedo a los “no”?
4- Por una mentalidad de escasez
Nos cuesta pensar en términos de abundancia y entender que el dinero es una energía en movimiento.
Pero esta energía no solo fluye cuando damos dinero, sino también cuando lo recibimos.
Aprender a recibir el pago que nos merecemos por nuestro trabajo, sin culpas ni remordimientos, es clave para desbloquear la energía de la abundancia y darnos, primero a nosotros mismos, el valor y el lugar que nos merecemos.
¿Cómo superar el miedo a vender?
En realidad, no hay una fórmula mágica para hacerlo.
Pero te voy a contar cuáles son las estrategias mentales que me sirvieron (y me sirven) para amigarme con el concepto de venta y que te animo a que empieces a poner en práctica hoy mismo:
Confía en ti y en tus servicios
Te formaste, te capacitaste, te especializaste y tienes todo lo que necesitas para dar un servicio de calidad. Ahora tienes que creértelo.
Repítelo como un mantra:
“Me formé para esto, soy bueno/a en lo que hago y merezco que me contraten”.
Incluso confía en tus propias vulnerabilidades, ya que son un medio para conectar con tus clientes.
Te comparto estas charlas de Brené Brown que a mí me ayudaron muchísimo en épocas en las que el síndrome del impostor me pegaba bastante:
«La llamada de la valentía», en Netflix.
«El poder de la vulnerabilidad», su charla TED.
Entiende la diferencia entre persuadir y manipular
Entender esto me cambió la forma para ofrecer, incluso, mis servicios como copywriter.
- Persuadir es convencer a alguien para que haga algo que es bueno para esa persona.
- Manipular, en cambio, es convencer a alguien para que haga algo que es bueno solo para ti.
Ahora… ¿crees que tus servicios de traducción te benefician solo a ti?
Estoy seguro de que la respuesta es no. 😉
Encuentra a tu cliente ideal
Es normal sentirse un estafador cuando le ofreces algo a alguien que no lo está pidiendo.
Ten en cuenta que a veces el único error es pretender sacar agua de un pozo seco, es decir, pretender que nos contrate alguien que no nos necesita.
Focalízate en encontrar a aquellas personas que sí precisan de ti y de tus servicios.
Tú eres especial y la forma en la que haces las cosas también lo es. El cliente te valorará por todo lo que representa trabajar contigo, o sea, por tu marca personal.
Aquí puedes leer uno de los artículos del blog en el que te cuento cómo definir a tu cliente ideal y aquí puedes escuchar la última transmisión que hice por YouTube en la que amplié este tema.
Conviértete en socio de tu cliente
Es ley de vida: para recibir, primero hay que dar.
Yo encuentro tres formas de colaborar con mis potenciales clientes (¡y dos son gratis!):
1) Sigue a tus potenciales clientes en redes sociales, comparte lo que publican, comenta sus contenidos. Dedicar unos minutos a escribir un comentario o recomendar un post es gratis y de esta forma ayudas a tus clientes con su autoridad y alcance.
2) Crea contenido que los ayude con sus dificultades lingüísticas. Apórtales valor sin pedirles nada a cambio.
3) Consume sus productos y servicios para conocer lo que hacen, cómo lo hacen, para quién lo hacen y cómo puedes ayudarlos a mejorar.
Primero entrégales tu confianza para que luego ellos confíen en ti.
Entiende los beneficios que obtiene el cliente con tu traducción
¿Te has puesto a pensar para qué fines se va a utilizar tu traducción?
Una buena idea para confiar en lo que haces y lo que cobras, es que entiendas los beneficios de esa traducción: firmar un contrato millonario, poner un negocio al alcance de miles de nuevos clientes o hacer que un libro se venda a millones de otras personas, etc.
La traducción no es un fin en sí mismo, es siempre un medio, es la puerta que solo tú puedes abrir para que otra persona alcance los resultados que busca.
Sé consciente de esto, porque esa es la medida de tu valor y del valor de tu trabajo.
Haz un listado de todos los beneficios que obtendrá tu cliente con tus servicios y utilízalos para aportar valor en tus contenidos.
Da lo mejor de ti
En todo momento entrégate en cuerpo y alma a la tarea y brinda la mejor traducción que puedas hacer. ¡Pero siempre disfrútalo!
Al final, haces lo que haces porque amas traducir y esa ya es suficiente razón para seguir haciéndolo.
El dinero, como dice Simon Sinek, será una consecuencia inevitable cuando hagas algo con un porqué.
Supera el miedo a vender
Llegó el momento en el que te pregunto: ¿eres de los que tienen miedo a venderse?
Si la respuesta es “sí”, no te preocupes, es lo más normal del mundo.
Yo estaba igual que tú hasta que comprendí que nadie nos enseñó a hacerlo. Cuando era chico, cada vez que mi padre entraba a un local a comprar algo, miraba con desconfianza al vendedor porque pensaba que estaba a punto de venderle “pescado podrido”.
Y así crecí yo, con el mismo prejuicio.
Por eso dije basta.
Y te invito a ti también a decir basta.
Tanto tú como yo estudiamos años para ejercer esta profesión, que es una de las más nobles, transparentes y más necesarias del mundo. No hay letra chica en lo que hacemos, no engañamos ni le mentimos a nadie.
Y lo mejor: gracias a nosotros, el mundo se entiende entre sí.
De hoy en adelante te invito a salir ahí afuera, con confianza, a contarle al mundo lo que sabes y puedes hacer.
Ya te he dado mis estrategias, ahora te toca a ti ponerlas en práctica.
Y si tienes algún otro tip o alguna otra estrategia que quieras compartir y que nos ayude a vendernos mejor, por favor déjala en los comentarios. 🙂
Sobre el autor de esta publicación
Hola, soy Mati Ortiz. Mi propósito es ayudar a traductores a mejorar su calidad laboral. ¿Por qué? Porque sé que los traductores nos merecemos trabajar más tranquilos, con clientes que nos valoren, mucho mejor pagos y con más tiempo libre de calidad.
Si quieres saber cómo puedes lograrlo, descarga la guía gratuita con los “7 consejos + 1 para solucionar los problemas de lo traductores freelance”.
También puedes pasar directo a la acción con mi método MEN-T con el cual pondremos todos estos conceptos en práctica.
Yo también estaba cansado y puse mi vida y mi profesión en acción. Aquí puedes saber cómo lo hice.
Hola Mati, gracias por el artículo.
Te cuento de dónde viene el miedo a VENDER traducciones. Hace muchos años (me matriculé en 1982), el código de ética del Colegio de Traductores Públicos decía que la publicidad de nuestros servicios tenía que ser discreta, que no podíamos ofrecer nuestros servicios en cualquier lado y de cualquier forma, etc., etc. El tema es que el mundo va cambiando y la gente, gracias a la tecnología, se empezó a animar más a una mayor exposición. Nosotros teníamos que ser como los abogados y los escribanos, no podíamos dejar cartelitos en los negocios, no podíamos repartir folletos por la calle, imaginate que te estoy hablando del siglo pasado (literalmente). Ahora ves a los traductores (genéricamente hablando) haciendo de todo: se disfrazan, hacen un vivo en IG, hacen videos, hacen TikToks, etc. Y nadie dice nada. ¿Es poco serio? No, depende de tu especialidad también, publicidad o TAV es más décontracté, los tiempos cambian y la gente se aggiorna. Y están los que solo usan el método del networking en todas sus variantes, o el que solo tiene una página web o un blog.
Un gran saludo.
Gracias, Ceci, por esta explicación. ¡Me encantó la perspectiva!
La verdad es que tenés razón en cómo se veía al traductor y me interesa esa comparación con los abogados o los escribanos. Se nos solicita la misma «seriedad» pero nunca se nos otorgó la misma relevancia y derechos. Pienso en un escribano cobrando según el % del monto de la transacción que certifica mientras nosotros seguimos cobrando por foja.
Me encantó tu reflexión y tu perspectiva.
¡Me encantó este artículo! A mí me pasaba mucho lo de la inseguridad, hasta que entendí los beneficios de traducir para mí cliente.
¡Hola, Anto! Qué bueno que te gustó el artículo y genial que hayas comprendido los beneficios que tiene tu cliente al trabajar contigo. ¡Abrazote!
Me pasa exactamente todo lo que enumeras. Cada vez que leo una publicación tuya, me levanta el ánimo. ¡Gracias por los consejos, Mati!
¡Hola, Soledad! Mil gracias por tu comentario. Y me alegra un montón saber que te sirvió el artículo. ¡Abrazote! 🙂